No deja de ser curiosa la importancia que el mercado otorga a las agencias de rating y sus notas. Para un profano, las calificaciones que S&P, Moody’s o Fitch pone a los diferentes activos y naciones, se asemejan a las predicciones de los brujos de la tribu.
Mucho se ha criticado el oligopolio de estas agencias calificadoras y su supuesto trato favorable a EE.UU. respecto a Europa. Por otra parte se las ha acusado de no ver los problemas graves hasta que se producen, caso paradigmático de ello es la ausencia de alarmas antes de la quiebra de Lehman Brother’s. Sin embargo su dictamen sigue siendo muy importante para los inversores.
Este viernes Standard & Poor’s ha decidido rebajar la calificación de la deuda a largo plazo del Tesoro, de AAA a AA+, por primera vez en la historia. La decisión de considerar menos segura la deuda pública americana tiene dos motivaciones:
- La situación de las finanzas públicas, con un endeudamiento muy elevado y una baja tasa de crecimiento económico que garantice ingresos futuros adecuados.
- La falta de credibilidad política del sistema, puesta en evidencia con las luchas fratricidas de Demócratas y Republicanos en cuanto al techo de deuda, que tuvo al país al borde del incumplimiento de pagos hasta el último minuto.
Realidad y credibilidad, los dos factores que determinan el riesgo de una familia, una empresa o un país.
S&P considera que la calidad crediticia se refiere a la pregunta de si un bono u otro instrumento financiero se pagará de conformidad con los términos contractuales. Esta calidad crediticia implica:
- La probabilidad de incumplimiento: piedra angular de la evaluación crediticia, incluye tanto la capacidad como la voluntad del emisor de pagar en tiempo y modo.
- Factores crediticios secundarios: prioridad de pago de una obligación ante un incumplimiento (se pagan antes unos productos financieros que otros), capacidad de recuperación del emisor después de un incumplimiento o la estabilidad crediticia (emisores y obligaciones que presentan un periodo de decadencia previa al incumplimiento).
Las calificaciones crediticias son prospectivas, es decir, expresan opiniones sobre el futuro.
Veamos qué significa la calificación que tenía la deuda pública de EE.UU. hasta el momento, la envidiada AAA, y la que tiene ahora, la AA+:
AAA: máxima calificación de S&P, significa que la capacidad del emisor para hacer frente a sus compromisos financieros es extremadamente alta. Un emisor o emisión AAA debe ser capaz de resistir un escenario de estrés extremo y seguir cumpliendo con sus obligaciones. La Gran Depresión en EE.UU. es un ejemplo, con caídas del PIB real del 26% y paro por encima del 20%. La Guerra Civil Española también se considera un ejemplo de escenario de estrés extremo.
AA: La capacidad del emisor para cumplir con sus compromisos financieros es muy fuerte. Con un nivel de estrés severo, con caídas del PIB de hasta el 15%, tasas de paro cercanas al 20% y descenso del mercado de valores de hasta un 70%. Un ejemplo sería la crisis económica en México de 1994.
La perspectiva + (positiva) o – (negativa) hace referencia a que a medio plazo se puede subir (+) o bajar (-) del rating actual.
En definitiva, la AA+ de EE.UU. implica que seguiría pagando con un escenario económico severo y que en un futuro puede volver a la triple A. Motivos de intranquilidad puede que haya, para los inversores, pero tampoco es que se acabe el Mundo.
Pau A. Monserrat