Hará ya una semana que la agencia de calificación Standard&Poor’s rebajó el ráting de España en dos escalones, hasta “BBB-“, al mismo nivel que la solvencia Marroquí, por poner un ejemplo cercano.
Cinco entidades entre las principales del sistema financiero español se quedaron con mejor calificación que el propio status soberano de España. Se trataba de Santander con Banesto, BBVA con Barclays y CaixaBank por solitario. Esta bajada de ráting no iba a tardar en hacerse conocer pero desde luego que después del informe de Oliver Wyman no sorprendió nada.
S&P dictó que su decisión sobre España puede tener impacto negativo en las calificaciones de los bancos. Y así fue, ya que el saneamiento de la banca aún no ha sido realizado del todo y ha demacrado la calificación de largo plazo de once bancos y la de corto plazo de cuatro.
En esta partida de ajedrez, BBVA, CaixaBank y Barclays si sitúan tras la retaguardia de los peones. Pasan a tener la misma calificación que la deuda soberana española («BBB-«), a un escalafón de perder el grado de inversión.
Es complicado de concebir que S&P califique a una entidad financiera por encima del ráting a largo plazo de su país, lo que la ha llevado a rebajar a estas entidades al mismo nivel que la soberanía en cuestión. Por ejemplo, Santander debería tener una mejor valoración, al igual que su filial, Banesto.. Sin embargo la rebaja se excusa en la estrecha relación entre la solvencia de un país y la de sus bancos. De ahí hablar de rescates soberanos o líneas de crédito financieras.
El propio ráting de España, así como la situación macroeconómica y la continuidad del mercado, son las bazas que utilizan las agencias desconfiar de las entidades financieras españolas. A esto, hay que añadir los activos tóxicos inmobiliarios que aún no han sido manipulados por el banco malo, que esperemos que no descanse en paz.
Sin embargo, España representa menos del 20% del beneficio.
CaixaBank, tras la compra de Banca Cívica, la entidad ha recuperado el aliento del sistema financiero, por oficinas y activos. Eso sí, la absorción de Cívica ha provocado que, el pasado agosto, S&P rebajara el ráting de CaixaBank. También hay que recordar que su matriz, La Caixa, al que CaixaBank colocó los activos tóxicos, posee calificación de bono basura para S&P (BB+).