Si convocamos a una votación entre los españoles y los extranjeros que habitan esta tierra para que elijan cual es su preocupación principal, el miedo ha engrosar la tasa del paro ganará en primera vuelta.
Lo cierto es que a pesar que muchos han intentado enfriar la situación argumentando que el crecimiento irá mermando con el tiempo, de sólo pensar que 4.166.613 personas están sin empleo, hiela la sangre. Marzo nos ha agregado a la nefasta lista del paro a 35.988 españoles.
Un nota publicada en ElEconomista deja en evidencia las desigualdades que existen dentro de España, y marcan a la clara como un problema estructural que se analiza en la macroeconomía, impacta de lleno en la microeconomía.
Cuando analizamos este tipo de problemas económicos, hablamos de bloques económicos, países, comunidades autónomas, pero esta situación se traslada a lo más pequeño de una sociedad, los barrios.
Este es el caso del barrio de San Andrés, en la periferia de Málaga, que sufre una tasa de paro muy fuerte, y soporta la crisis casi al límite de un infarto colectivo ya que el 85% de su población activa está sin empleo. Las razones son simples, pero no menos duras, la mayoría de su población se ha dedicado a la construcción.
Esto quiere decir que casi 9 de 10 personas que viven allí no tiene expectativas de progreso, está estancada en su casa, viendo como una sola persona de ese universo de diez pasa cada mañana por la puerta de su vivienda, agradeciendo que conserva su empleo, y al mismo tiempo, siente cierta culpa porque sus nueve vecinos no gozan de su misma suerte.
Allí, donde viven muchos inmigrantes que llegaron en plena «fiebre inmobiliaria» sufren de realidades duras como que solo un miembro de la familia trabaja media jornada para repartir entre las cinco personas que conforman esos vínculos unos 500 euros.
Sin embargo, en la orilla de enfrente radica la suerte opuesta, un paraíso dentro de España, y no estamos hablando de un lujosa zona en la costa mediterránea, sino un pueblo leridano llamado Nalec, que ostenta el tesoro más preciado, goza de pleno empleo.
Los vecinos de ese pueblo en su mayoría, un 75%, trabaja en el campo y el resto en la capital de la comarca. Sin embargo no escapan a la crisis ya que han soportado reducción salarial y menores beneficios.
Esta crisis ha dejado en evidencia, que nadie está exento de nada, y que las consecuencias de este flagelo son comunes. Hoy te toca a ti, y mañana a mi.