«Flotación Sucia» es término que es utilizado al hablar de un sistema cambiario bajo el control estatal, ya sea mediante la Banca Central o por medio de políticas monetarias.
Dicho de otra manera, la “flotación sucia”, surge como un tipo de cambio más, en contraposición a lo que sería un tipo de cambio libre al que podríamos denominar “flotación limpia”.
Para poder centrarnos en el tema explicaremos las características de los tipos de cambio utilizados normalmente
Existen, básicamente, tres regímenes de tipo de cambio:
a) Tipo de cambio libre.
b) Tipo de cambio fijo.
c) Flotación Sucia.
En el primer régimen, de tipo de cambio libre, el valor de cotización de las distintas monedas es resultante del libre juego entre la oferta y la demanda de divisas. La oferta y demanda pueden generarse por los siguientes motivos:
- Compra o venta de bienes o servicios del extranjero.
- Compra o venta de activos físicos o financieros.
- Compra o venta de divisas por motivo especulativo.
Cuando el tipo de cambio es fijo, los valores de las divisas son asignados por la autoridad monetaria en cuestión, normalmente es la Banca Central. Por ende, no hay espacio a movimientos especulativos ni diferencias cambiarias en los intercambios de divisas.
Por último, para terminar de explicar el tema, en un régimen cambiario con flotación sucia, la Banca Central interviene en el mercado ofreciendo o demandando divisas, y de esta manera, elevando o reduciendo el tipo de cambio al deseado por las autoridades.
Es importante mencionar, que si bien la terminología “flotación sucia” nos hace parecer que fuese un mal para la economía. En realidad no lo es, en la medida en que sea utilizada con responsabilidad y con el objeto de mantener un mercado interno y un sistema productivo en crecimiento; y no, para solventar los bolsillos de unos pocos.