Siempre existe el potencial del fraude aún en medio de una economía balanceada y una situación de estabilidad general, pero cuando la crisis se acentúa y la economía va de mal en peor el fraude pasa a vivir su mejor momento y en diferentes ámbitos como es el fraude empresarial.
Es por ello que, desde que la recesión económica se profundizó la motivación de ciertos empresarios para realizar fraudes ha crecido debido a la exigencia impuesta de mantener el resultado económico de las empresas, y de lograr alcanzar los objetivos establecidos. Es por ello también la instauración del Plan Antifraude.
Sin dudas razón no le falta a la conclusión del informe sobre delitos económicos y fraude empresarial de PricewaterhouseCoopers (PwC), a partir de la encuesta a 3.000 empresarios de 54 países entre los meses de Julio y Noviembre de 2009.
Entre las diferentes formas que toma el fraude, puede notarse: la apropiación indebida de activos (28%), los sobornos y la corrupción (13%) y la manipulación contable (11%) estos son los principales tipos de fraudes en las empresas españolas, significando el 52% de este tipo de delitos.
Debido a esto, las compañías españolas registraron el mayor aumento de número de delitos económicos durante estos últimos 12 meses un (53%). A la vez que, el 24% de los directivos que fueron encuestados han señalado que no saben la cantidad de fraudes financieros en sus compañías, respecto al 7% de los directivos a nivel europeo.
Mientras que, el 40% de los empresarios encuestados de otros países de Europa señalaron un incremento del fraude durante último año y el 43% a nivel global. Como conclusión, se puede decir que existe una mayor relación entre crisis económica y fraude en España frente a los demás países.
El 25% de los profesionales españoles no tiene un conocimiento de con que frecuencia sus compañías han realizado evaluaciones de riesgos de fraude en el último año, mientras que un 18% respondió que cuentan con una política de gestión del riesgo de fraude o que han realizado evaluaciones de este tipo de riesgos durante estos últimos 12 meses.
Se sabe que el coste medio del fraude en empresas españolas ha superado los 730.000€ durante últimos 12 meses, excluyendo los daños ocasionados en sus imágenes y en otros aspectos. Dichas empresas estiman que, a diferencia de los directivos europeos, este tipo de fraude durante los últimos 12 meses les ha provocado en sus respectivos negocios seriamente.
La diferencia reside en que el perfil típico de defraudador en España se da en la alta dirección y a nivel europeo esto se da en los mandos intermedios.
Es así que, los fraudes económicos terminan generando perjuicio económico directo además de diferentes niveles de impactos económicos y sociales indirectos.
Imagen: seguridadyprevención