Las tarjetas de crédito siempre fueron consideradas como herramientas útiles, una manera de crear crédito y ganar puntos. Sin embargo, hay otro lado del asunto, experimentado por aquellos que pagan menos del balance mensual, y que puede conducir a una situación difícil de solucionar.
La generación de entre 14 y 42 años es la más afectada. Ya están acostumbrados a empezar su carrera profesional en deuda, algunos estudiantes de secundaria, tienen sus propias tarjetas de crédito, algo inaudito años atrás. Con toda esa plata yendo a iPhones, PSPs, etc., ¿Ésta generación se echará a perder? No, lo que pasa es que muchos ya vienen creciendo de esa manera, creyendo que hay que sacar crédito para todo y luchar contra altas tasas de interés.
Lo cierto es que muchos adolescentes o adultos jóvenes no tienen la suficiente experiencia de vida para comprender lo que implica pagar préstamos o créditos. Seamos realistas, ¿Cómo un estudiante de 19 años puede darse cuenta de que tiene que devolver miles de dólares en expensas universitarias cuando está comprando libros, comida y ropa y está excitado sobre lo que va a venir el próximo semestre? Sumado a que en la universidad no te enseñan nada sobre la economía personal. Y es natural que piense que va a poder pagar todo eso ni bien se gradúe porque va a tener un trabajo de alto nivel y buena paga
Algunos pagarán la cuota mínima por años, sin darse cuenta de cuanto interés se les puede llegar a acumular.
Esto también afecta el ambiente laboral, muchos empleadores hacen exámenes de rutina de crédito, saber cuánto debe el solicitante y autorizaciones de seguridad, para determinar aquellos que cuentan con mal crédito.
Suena siniestro, pero hay una esperanza. La mejor solución es evitar el nuevo crédito, y cancelar el actual lo más rápido posible. Hasta estar bien posicionados, con una buena economía familiar, y un trabajo estable.
Fuente: Mint
