Se nos suele recordar que somos un país con una cultura financiera baja en comparación con otros países del ámbito europeo. Esto es cierto, como también es cierto que algo tan básico como la educación financiera que en otros países se incorpora de manera gradual en el global del aprendizaje de los niños, es una gran asignatura pendiente en nuestro país. Pero, ¿sabemos encaminar la enseñanza de la gestión de dinero para los más pequeños?
No es una cuestión sencilla, como veremos a continuación la reflexión sobre este tema abre caminos que tal vez no estamos acostumbrados a recorrer, y sobre todo, nos plantea escenarios que en muchos casos pensábamos ya obsoletos y que sin embargo pueden ser una buena base para el comienzo de una buena educación financiera en los niños.
Cuestión de conceptos
Generalmente cuando asociamos las palabras de niños y finanzas nos vamos de manera automática hacia determinados productos financieros de ahorro remunerados, como pueden ser las cuentas de ahorro infantil, y poco más. Es cierto que estas cuentas en algunos casos se están refiriendo a su vez a plataformas en Internet que ampliar la experiencia de uso y se acercan a un concepto de educación de gestión del dinero interesante, aunque sólo uno completo ya que sólo se produce en el ámbito virtual.
Realmente los adultos tenemos la tendencia innata a intentar hacer entender a los niños el valor del dinero. Es correcto, evidentemente es necesario que los niños entiendan que las cosas tienen un coste y que el dinero cubre ese coste, sin embargo, esta enseñanza sobre relacionada de manera casi punitiva; es decir explicamos lo que no puede gastar porque cuesta mucho dinero, esa es la manera más habitual de tratar de explicar el valor del dinero, una manera que poco va a tener que ver con una gestión a futuro real de una economía personal, donde lo que prima son las decisiones y la motivación de las mismas.
Valor del dinero y gestión del dinero no son la misma cosa
Este es un error importante e interesante para analizar. Ya hemos visto anteriormente que muchas veces entendemos la educación financiera los pequeños simplemente como una serie de mensajes en los que tratamos de hacerles entender el valor del dinero. Pero esto poco tiene que ver con la gestión del dinero, cómo se produce el dinero, por qué ganamos dinero, cómo gastamos dinero en función de lo que ganamos…Cuando limitamos los conceptos educativos en las finanzas para los niños a la contratación de una cuenta de ahorro en la que le otorgamos más o menos autonomía, estamos limitando su gestión del dinero a algo como vosotros me dais y yo retiro, no hay una gestión más allá de retirar una cantidad para comprar un objeto.
Aquí es donde entran en juego esos valores que decíamos, en muchos entornos se consideran obsoletos, pero que al final son una escuela práctica sobre la gestión de las finanzas personales. Cosas como la retribución por determinadas tareas. No se trata de retribuir por tareas que realmente deben ser parte de la convivencia familiar, pero si de encontrar determinadas tareas o actividades que realmente sean productivas en el entorno del hogar para la familia y que puedan suponer una retribución independiente para el niño, esto, que a muchos les va a seguir sonando antiguo, es un mecanismo de control básico, ya que a la vez el valor del coste de obtener el dinero y una gestión del mismo que procede del reconocimiento al esfuerzo. Puede gustar más o menos pero es un mecanismo efectivo.
En resumen
Existen desde luego más caminos para llegar al mismo fin, en lo que probablemente estemos todos de acuerdo es en la necesidad de proporcionar a los niños una educación financiera mejor de la que nosotros tuvimos, se trata simplemente de que su acceso al manejo futuro de las economías domésticas se base en el conocimiento y no en el sistema de prueba y fallo que buena parte de las generaciones actuales, por no decir todas, hemos tenido que poner en práctica.