La pandemia provocada por el coronavirus ha traído modificaciones, cambios y situaciones poco esperadas en prácticamente todos los ámbitos, incluyendo la economía como es lógico. Una de las cuestiones relevantes, y que más se está haciendo notar es la disminución del uso de dinero en metálico para los pagos.
Se podría aducir, no sin razón, que en un contexto en el que hemos pasado por confinamientos, restricciones a la movilidad y una disminución del gasto, parece razonable que el usuario afronte como método de pago alternativas que le permitan, por ejemplo, pagaré desde su casa.
Sin embargo, realmente estamos ante una tendencia que, aunque agudizada en el periodo de pandemia, parece creciente en esta década que acaba de comenzar.
Los datos del informe de American Express
American Express publica regularmente diversos informes relacionados con el uso de los métodos de pago. Y, en el último barómetro publicado, los datos no dejan mucho lugar a la imaginación ya que, por ejemplo, más de 70% del gasto de las pasadas Navidades de 2020 se abonó a través de tarjeta. Lo que, de facto, venía a suponer un crecimiento del 8% respecto a 2019.
La teoría de confinamiento no funciona realmente en este caso, máxime si recordamos que, precisamente, la realidad fue el momento de apertura de mayor calado en cuanto a movilidad hasta el fin del estado de alarma.
Pero, más aún, durante el primer trimestre del año, este porcentaje aumentó hasta superar el 80% de los pagos realizados en establecimientos comerciales. Por porcentaje de usuario, apenas el 30% de los usuarios asume pagos en metálico, es decir, el modelo monetario de pago, efectivamente, ha aumentado la velocidad de modificación que ya se preveía.
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Qué modelo de pago eligen los usuarios como alternativa al dinero en metálico
Las tarjetas siguen siendo, con diferencia, el método de pago alternativo al pago en metálico preferido por el usuario. Dentro de ellas, son las tarjetas de débito las que de manera mayoritaria se utilizan para los pagos, con más de un 68% de las operaciones de tarjeta asociadas a este modelo.
La irrupción de otros modelos de pago, y, también, de otros modelos de tarjeta y pago remoto, va tomando cuerpo a medida que las nuevas generaciones se incorporan tanto al mercado laboral como al consumo. Hay que recordar que se considera que, para las generaciones nacidas a partir del año 2000, los métodos de pago y el sistema monetario basado en la digitalización Internet está por encima del sistema tradicional, y por tanto de pago metálico. Cabe esperar, que a medida que esta generación, y las nuevas generaciones, vayan creciendo incorporándose al consumo, sus hábitos contribuyan a modificar aún más los porcentajes de relación entre pago metálico y otros modelos alternativos.
Sin embargo, esto no significa en absoluto que vayamos a un paradigma en el que desaparezca el dinero en metálico. De hecho, para muchos analistas, es probable que incluso cuando la pandemia deje de tener un efecto tan notable en la economía, el uso de dinero en metálico vuelva a recuperar posiciones en la comparativa con los métodos de pago alternativos.