Estados Unidos crea un impuesto para financiar su reforma sanitaria. Éste gravaría con un impuesto especial del 5% a todos los procedimientos de cirugía estética, o IVA del Botox.
Este nuevo gravamen ha repercutido en la Organización Nacional de Mujeres la cual lo considera como discriminatorio debido a que las mujeres pagan seguros médicos más altos y se calcula que poseen menos ingresos. Asimismo, el efecto llegó a la cotización bursátil en Wall Street de empresas como Allergan (fabricante de botox) que se verá con una mayor presión fiscal.
La reforma sanitaria tiene un coste estimado de un billón de dólares durante diez años. Para hacer frente a la misma, se plantea un recargo del 5% sobre todos aquellos procedimientos médicos de carácter cosmético.
Esto afectaría a: estirados, recogidos, implantes, narices corregidas, eliminación de pelo con láser, blanqueamiento de dientes e inyecciones de botox. De esta manera, las arcas públicas se engrosarían en 6.000 millones de dólares durante la próxima década.
Por su parte, los especialistas en la materia plantean que este nuevo impuesto va a incentivar la competencia extranjera de cirugía plástica.