Un mensaje nada tranquilizador, Standard & Poors ha hecho una dura advertencia acerca del Sistema Bancario Español. La Agencia de Rating sostiene que, salvo los gigantes BBVA y Santander, el sistema financiero español depende en estos momentos del Banco Central Europeo para mantener la liquidez del sistema.
BBVA y Santander se encuentran en una situación de privilegio con respecto al resto de los bancos y cajas de ahorro españolas. La internacionalización que han logrado, sobre todo en Latinoamerica, donde son líderes en la mayoría de países y con grandes ganancias, les dan un «colchon financiero» que no tienen sus competidores. De hecho, el tema de no depender exclusivamente del mercado español ha mitigado la vulnerabilidad que tiene toda la banca española.
El tema a vislumbrar es que sucederá cuando, más tarde o más temprano, el BCE dejará de sostener a los bancos con problemas con créditos blandos. Dicho de otra manera, que podría suceder cuando el BCE deje de intervenir en los mercados financieros.
La respuesta a esta pregunta tiene fecha: cuando se conozca al sucesor de Trichet en la máxima autoridad monetaria española. S&P dice que, si el sucesor de Trichet tiene una escuela más ortodoxa, y decide centrar el trabajo del BCE en la lucha contra la Inflacion, es muy probable que las ayudas e intervenciones se acaben, siendo algo realmente terrible para muchos bancos europeos, entre los que encontramos a los españoles.
El gran problema de Europa es la diferencia que existe entre las economías de la eurozona. Mientras que para algunas las mejoras están cerca -Alemania, Austria, Holanda y los países escandinavos-, para muchas otras -Francia, España, Reino Unido, Irlanda y los mediterráneos- los problemas persisten con expectativas mucho peores que los primeros.
Esta diferencia de velocidad hará tomar decisiones difíciles al BCE: los países con mejores expectativas comenzarán a sufrir presiones inflacionistas que obligarán a politicas que perjudicarán a los países de menor crecimiento.
La disyuntiva está planteada. Cada vez queda menos tiempo hasta que el Banco Central Europeo se vea obligado a tomar decisiones que no dejarán contentos a todos. Y allí se verá la verdadera fortaleza del euro.