Después de muchos años hablando de la burbuja inmobiliaria y especulando sobre la necesidad de una moderación en las subidas de los precios finalmente la burbuja ha comenzado a deshincharse. Durante el primer trimestre de 2008 el coste de la vivienda nueva subió por debajo del IPC, lo que en términos reales supone un descenso de su valor. Además se trata de la primera caída en términos interanuales desde finales de 1997, precisamente cuando comenzó el llamado boom inmobiliario.
En concreto, el precio de los pisos nuevos apenas aumentó un 0,8% durante los primeros tres meses del año con un incremento en tasa interanual del 4%, 0,8 puntos porcentuales por debajo de la cifra de todo 2007. Estos datos de crecimiento se sitúan cinco décimas por debajo de la inflación en marzo, por lo que se puede decir que en términos reales el coste de la vivienda es menor que a principios del ejercicio. Y es que hasta las propias compañías del sector inmobiliario admiten una estabilización de los precios como respuesta correctiva.
Si bien la desaceleración en la escalada de precios inmobiliarios es positiva, también puede afectar negativamente a muchas familias y personas que han adquirido un piso recientemente y deben hacer frente a una hipoteca que de continuar esta tendencia sería mayor que el precio real del inmueble. Además, también hay que tener en cuenta el resto de hipotecados que ahora comienzan sufrir para llegar a fin de mes ante la constante subida del euríbor. No en vano, los casos de morosidad han credido en los últimos tiempo e incluso la banca ha tenido que anunciar que renegociará con aquellas familias en mayores apuros. El Gobierno también pondrá en marcha medidas adicionales para evitar una quiebra del sistema.