Aunque son muchos quienes pregonan a los cuatro vientos que la crisis económica ha quedado atrás, parece que el sector I+D no tiene tantos motivos de celebración. Según se ha podido saber, la inversión en Investigación y Desarrollo continúa en descenso.
Datos dados a conocer por el INE a finales del año pasado indicaban que el gasto había aumentado en un 0,7% el año anterior, pero la economía había experimentado un crecimiento del 3,3%. El desembolso se situaba en el 1,19% del PIB, con respecto al 1,22% de 2015.
En el sector I+D también es posible conseguir financiación sin nómina
Así las cosas gana protagonismo la financiación privada. En efecto, el sector privado aumentó su inversión en I+D en un 3%. Por otro lado, todo aquel que quiera emprender en este ámbito tiene buenas opciones para conseguir capital, ya que existen en el mercado productos financieros como los préstamos rápidos en Moneyman, que dan la posibilidad de conseguir crédito sin necesidad de estar contratado por una empresa. Además, el primer préstamo en esta entidad no lleva intereses si es de hasta 300 euros y se paga antes de 30 días.
Otro problema persistente es que según los cánones internacionales de los países avanzados, el sector privado debería abarcar aproximadamente dos tercios de la inversión I+D. Lejos de esto, España tan solo consigue aglutinar la mitad, lo cual tan solo se corrige un mínimo, ya que disminuye el gasto en el sector público.
Los expertos apuntan a que las inversiones que se realizan actualmente en I+D para el almacenamiento de energía, están por debajo de lo deseable, teniendo en cuenta los costes que podría suponer para el sistema esta situación. Entre los años 2009 y 2016, se han perdido 13 de los 21 puntos de convergencia recortados por España de 2000 a 2009. En estos momentos, la inversión en I+D representa tan solo el 59% del gasto medio de la Unión Europea.
¿Por qué no aumenta la inversión en I+D en España?
Son muchos los factores que hacen que la inversión en I+D no mejore, entre ellos: una combinación de empresas excesivamente pequeñas, una Universidad que no guarda suficiente relación con el ámbito empresarial, la alta relevancia de sectores de baja cualificación, y la falta de financiación por parte de la banca.
Los Gobiernos que han ido surgiendo tampoco han estado a la altura, ya que los diferentes planes de fomento no funcionan como es debido. Cierto es que el régimen de ayudas fiscales con el que cuenta este país es uno de los mejores del mundo, según apunta el FMI, pero a la hora de la verdad, este beneficia sobre todo a actividades que se realizarían igualmente.
En relación al gasto público, lo que se intenta es fomentar los créditos blandos, en sustitución de las subvenciones directas. Pero ya que ni las instituciones públicas ni las universidades tienen capacidad suficiente para recibir créditos, gran cantidad de estas ayudas son desaprovechadas. Cabe destacar además que este país se encuentra a la cola de la región, bastante retrasada en relación a países como Estados Unidos, Corea, Japón o China.
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