El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha ofrecido las primeras cifras sobre el coste real de la crisis financiera Según las estimaciones de la institución las pérdidas potenciales para las entidades financieras son de 945.000 millones de dólares, cerca de 600.000 millones de euros. De esta cantidad 565.000 millones dólares, casi 360.000 millones de euros, están directamente relacionadas con el mercado de hipotecas residenciales y con las titulizaciones conexas. Se trata de cifras alarmantes que podrían seguir creciendo en caso de que la desaceleración se alargue más de lo previsto.
Desde el FMI explican que Estados Unidos sigue siendo el epicentro de la crisis, que desde su punto de vista ya se ha extendido a otras regiones de mundo por la «liberalidad excesiva de las condiciones financieras mundiales». Por eso, el organismo insta a los diferentes países a «actuar de inmediato» con «planes de contingencia y medidas correctivas». El Informe sobre Estabilidad Financiera elaborado por el FMI vuelve a situar a la vivienda y el mercado inmobiliario en el ojo del huracán, ya que «los precios de la vivienda están inflados en relación con los parámetros fundamentales de la economía».
Entre las diferentes medidas que se han tomado para atajar la crisis el FMI destaca las llevadas a cabo por la Reserva Federal (Fed) y otros bancos centrales para salvar a algunas instituciones financieras como ocurrió con Bear Stearns. Sin embargo, desde la institución también precisan que pese a estas intervenciones «los mercados financieros permanecen bajo considerables tensiones, agravadas ahora por un entorno macroeconómico más preocupante, unas instituciones financieras peor capitalizadas y una disminución generalizada del endeudamiento». Y es que desde su punto de vista no bastará con una corrección del mercado para salir de la crisis, sino que hace falta una remodelación del sistema e incluso «el uso de fondos públicos para ayudar en esta situación de mercado».
De hecho, en el FMI opinan que las administraciones públicas deben estar preparadas para tratar las tensiones de las entidades financieras con problemas, aunque lo importante será determinar «hasta qué punto la situación va a continuar deteriorándose, porque de eso va a determinar hasta qué punto la necesidad de utilizar fondos públicos es cada vez más evidente».