España necesita una utilización más eficiente de los recursos públicos, aunque la estabilidad presupuestaria es un tema fundamental, como lo es también la reforma del mercado financiero.
La crisis ha cambiado la posición relativa de los países en el mundo. Los países emergentes han sido los ganadores, mientras que EEUU y Europa han sido los afectados de manera más negativa.
Cualquier fallo en el mantenimiento del euro significaría poner en tela de juicio el proceso de integración europea, además si Europa se adentra en procesos de desagregación estaría disparando contra sus propios pies.
Hay elementos claramente positivos para salir de la crisis, empezando por que el país está mucho más estructurado que hace unos años. La capacidad empresarial nada tiene que ver con la de hace unos años, tampoco la capitalización de las empresas o el número de españoles que están trabajando a pesar del gran número de españoles que no encuentran trabajo.
Frente al derrotismo que impregna la actual percepción de la situación económica de España, hay que ser más objetivos: Ni éramos tan buenos como creíamos hace unos años ni somos tan malos como creemos en este momento.