Ante la persistencia de la crisis, la creciente caída den las ventas y de la demanda, ha obligado a las grandes compañías de telecomunicaciones a reducir un 32 % el despliegue de redes en el primer semestre, como medida para mantener su rentabilidad.
Esto lleva a intentar por todos los medios a mantener sus índices de rentabilidad -el margen de ebitda sobre ventas-, más allá de la fuerte caída de los ingresos, debido a la reducción de consumo y también por los recortes de precios que debieron realizar para adaptarse a la nueva forma de consumo basado en el ahorro por parte de los clientes.
La inversión de las grandes operadoras durante el primer semestre registró una caída del 32% respecto a los datos del primer semestre de 2008. Entre Enero y Junio de este año, las operadoras destinaron a sus redes 1.041 millones de euros, siendo 486 millones menos, esto es un 31,8% inferior a los 1.527 millones de euros que fueron destinados en el mismo período de 2008.
Este tipo de medidas no sólo marca el presente para lo que queda del año, también es una preocupación a futuro ya que la reducción de las inversiones daña las posibilidades para el despliegue de las nuevas redes de alta velocidad tanto en telefonía fija como en la telefonía móvil. El retraso en las redes fijas de alta velocidad basadas en fibra óptica ya es notorio.
Por operadores, el mayor recorte le perteneció a Ono con un 52%, lo que levó a frenar el despliegue de su red de cable en nuevas zonas y únicamente ha invertido en mejorar la velocidad en los barrios en los que ya está presente.
Por el lado de Telefónica decidió una reducción global de casi un 30%, siendo esta más fuerte en el móvil, un 38%, mientras que en el fijo fue del 26%. De los operadores más importantes el único que ha elevado su inversión es Jazztel.
Además se señala que en parte el recorte de las inversiones de los operadores es debido a las rebajas de precios de los fabricantes, que están siendo muy presionados por sus clientes.
En cuanto a Orange, ha informado de que ha decidido finalizar su plan de despliegue de la red fija de banda ancha para estar presente directamente en las centrales de Telefónica, lo que le permite controlar el tipo de servicio de ADSL que presta. Lo que significa que no se instalará directamente en nuevas centrales de su competidor. Debido a esto, la inversión del grupo en redes fijas descendió sustancialmente, un 52% en este semestre, hasta 47 millones de euros.