Las acciones de los mercados emergentes volvieron a subir el 75% en el 2009, superando a las acciones de mercado de las economías desarrolladas que han crecido un 50%.
Durante la última década han retribuido más del 100% con dividendos reinvertidos, lo cual es mucho mejor si lo comparamos con los rendimientos negativos de las acciones de mercados desarrollados.
Asimismo, en Morgan Stanley, se estima que el PIB de las economías de mercado emergentes crecerá a un 6,5% en 2010 frente a sólo el 2% para las economías avanzadas.
Una estadística que nos deja atónitos es que la gran mayoría de las empresas de mercados emergentes superan a sus pares radicadas en economías desarrolladas, en cuanto se trata de la venta a nivel mundial y en mercados locales.
Otra comparativa a tener en cuenta es la tasa ROE, o de rendimiento, la cual, en los mercados emergentes, representa al 12% en contra de un 7% que ofrecen los mercados desarrollados.
Y, entonces nos preguntamos, ¿por qué sucede esto en las economías en desarrollo y no en las ya establecidas como tales? Simplemente, se debe a la eficiencia operativa que estas empresas poseen. Basándose en una reducción del endeudamiento las empresas han logrado un mayor ROE.
Tomemos el ejemplo de la economía de China, uno de los países que viene creciendo a pasos agigantados. Este país se caracteriza por un exceso de inversión y bajo consumo. Los hogares chinos consumen apenas el 36% del PIB, mientras que el capital fijo ascendió al 47% del PIB. Es decir, que aún hay mucho espacio para que el consumo interno aumente, y esto lleva a que las tasas de crecimiento tanto de las empresas como de la microeconomía sea abrupta.
China terminó el 2009 como el mayor mercado del mundo en automóviles y teléfonos móviles, y se espera que sobrepase a los EE.UU. como el mayor mercado de las pantallas planas en 2010. Y es claro, porque con la cantidad de propensión al consumo del país, cualquier cosa que se fabrique será vendida.
Hay muchas razones para creer que el mercado alcista de las economías emergentes es más robusto de lo que los escépticos sugieren. Ahora, la carga de la prueba recae sobre las empresas del mercado desarrollado para ofrecer la mejora estructural de la rentabilidad sobre recursos propios obtenidos.
Fuente: Financial Times (texto en inglés)