A la hora de formar una cartera de acciones el principal baremo es la proyección de las acciones en un futuro, especialmente cuando se invierte a largo plazo. Para eso la mayoría de personas suele recurrir por una parte a las previsiones de la propia compañía (cuando las realizan) y por otra a las de los analistas. Pero ¿qué pasaría si éstos se equivocasen de forma sistemática? Aparentemente nada que no esté sucediendo ya, según un estudio elaborado por la Universidad de Pensilvania, que desvela los continuos errores de estos profesionales en sus predicciones. J.Randall Woolridge, coautor de la investigación explica que «los analistas de Wall Street tiene básicamente dos funciones: recomendar acciones y pronosticar beneficios. Estudios previos han demostrado que sus recomendaciones no suelen funcionar y ahora nosotros hemos demostrado que sus previsiones a largo plazo sobre la tasa de beneficio por acción son excesivas y están marcadas por ambiciones imparciales».
En realidad el estudio demuestra que los analistas estadounidenses sobrestiman el potencial de crecimiento de las acciones que cubren, especialmente cuando también las tienen en cartera. Por lo menos así ha sido durante los últimos 20 años. Una comparativa de las previsiones que se hicieron hace un año y el estado actual de las acciones demuestra que su precio se infló cuatro puntos porcentuales, en tanto que a cinco años vista la diferencia alcanza los 5,8 puntos porcentuales. Es decir, que mientras los expertos pronosticaban un aumento del 14,9% el crecimiento real se limitó al 9,1%.
El dato no es baladí, porque pone de relieve la poca fiabilidad de los analistas tanto a largo como a corto plazo. De hecho, si se tiene en cuenta el estudio habría que penalizar seriamente las proyecciones de los expertos. Joey Mager expone en un artículo algunos de los títulos con mayor proyección en un plazo de cinco años. Google es uno de ellos. El crecimiento de su beneficio por acción estimado por los analistas en un lustro el del 28,4%, que se convertiría en un 17,3% de acuerdo con el estudio de la Universidad de Pensilvania. Para quienes piensen que se trata de una revalorización razonable hay que recordar que el mercado bursátil no es tan magnánimo. Cuando una compañía rinde por debajo de las expectativas poco importa si su crecimiento ha sido del 100 o del 200% porque sus acciones caerán. Y es que en la operativa en Bolsa es más importante lo que esperan los inversores que si la empresa ha mejorado o no su rendimiento.