Los datos publicados hoy en relación a la economía norteamericana siguen mostrando un feo panorama. Las empresas recortaron el empleo mientras que se produjo contracción en el sector de servicios. La ralentización de la economía norteamericana va a más, algo que se hace palpable a medida que se va desvaneciendo el efecto de los incentivos fiscales.
El mes de junio hubo 62.000 empleados menos y otro tanto en mayo. La tasa de paro se queda en un 5,5% apreciándose debilidad en todos los sectores de actividad. El cóctel sigue ahí: crisis inmobiliaria, desconfianza en los mercados de deuda y petróleo por las nubes y esto implica que el consumo privado está en serop riesgo. Por otra parte la política de la Reserva Federal, muy laxa, ha hundido al dólar (lo que incentiva las exportaciones) pero, en cierta medida ha ayudado a disparar el petróleo y las materias primas.
A pesar del panorama de hoy Trichet ha puesto el contrapunto, con los tipos al 4,25%, subiendo un cuartillo pero da la impresión de que hasta aquí hemos llegado. La sensación de que los tipos en Europa han hecho techo ha generado una caída del euro contra el dólar y ha impulsado una subida en las bolsas.
La economía norteamericana sigue en el pozo pero, indudablemente, su estructura y su dinámica lo sacarán de ahí. De entrada parece que la industria del automóvil reacciona a la demanda de los consumidores. Se acabaron los tiempos de la camioneta de seis cilindros y del 4×4, ahora viene la del minicoche y GM está ahí anunciando una versión del Chevrolet Beat que puede servir de parche antes de que venga la avalancha de los Plug In Hybrid, es decir, coches que se enchufan a la red, cargan para 30 km y cuando se termina la batería tiran de motor térmico. A lo anterior hay que añadir que comiencen a construirse nucleares a buen ritmo y se aborden otras inversiones que intenten reactivar a la economía dejando un poso de alta tecnología exportable.
Eso sí, la crisis inmobiliaria se va a tomar años todavía de precios estancados y los problemas del sector financiero junto con el colapso de los mercados de deuda al menos estarán otros dos años dando tumbos.