El pasado 8 de octubre comenzó a funcionar el MEDE, siglas que responden al nombre de Mecanismo Europeo De Estabilidad. Se puede definir al MEDE como una nueva institución financiera gubernamental que viene a asumir las funciones que temporalmente desempeñaron el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera y el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera.
Apariencia formal del MEDE
En principio el MEDE nace con el objetivo de facilitar ayuda financiera en forma de préstamos a aquellos países de la Zona Euro que sufran graves problemas de financiación. Una ayuda financiera que sólo se activaré tras la petición del país en cuestión, y tras la cual un grupo formado por la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo evaluarán las necesidades de financiación, procediendo a negociar las condiciones de financiación.
El núcleo central del MEDE, encargado de tomar las decisiones de mayor transcendencia, está formado por los ministros de Economía y Finanzas de los diferentes países de la Zona Euro, siendo su Director Ejecutivo el alemán Klaus Regling.
Aúnque su capacidad real de préstamo será de 500.000 millones de euros, el MEDE está dotado de 700.000 millones de euros. De esta cantidad, 80.000 millones de euros serán aportaciones directas de capital de los estados miembros de la Zona Euro, mientras que los 620.000 millones de euros restantes son aportaciones de esos mismos estados en forma de avales de capital movilizable. Como la aportación de cada estado es proporcional al peso que se tenga en el Banco Central Europeo, a España le corresponderán aportar 9.523 millones de euros en capital desembolsado y otros 73.804 millones de euros en forma de garantías y de capital movilizable.
Impunidad e inmunidad total frente a los estados
Si aparentemente el MEDE es la última institución creado bajo la excusa de los rescates financieros, tras la lectura del Tratado que lo constituye descubriremos un gran número de aspectos preocupantes y alarmantes que nos aclaran por qué esta institución ha sido creada a la sombra de opinión pública europea.
El verdadero rostro del MEDE es el de un monstruo que se erige como un Estado absoluto, como el único Estado realmente soberano, situándose por encima de cualquier legislación estatal.
El patrimonio del MEDE, sus propiedades y sus activos, poseen una inmunidad judicial total frente a cualquier tipo de acción judicial del resto de los estados miembros. Su patrimonio no podrá ser objeto de investigación, requisa, confiscación, expropiación o cualquier otra forma de embargo o ejecución resultante de alguna acción ejecutiva, judicial, administrativa o legislativa.
Asimismo, los activos del MEDE están exentos de cualquier tipo de restricción, regulación o medida de control de cualquier naturaleza. Respecto a sus archivos y todos los documentos que le pertenezcan o estén en su posesión, serán totalmente inviolables.
Además, los locales del MEDE serán inviolables, y su personal goza de inmunidad jurisdiccional en relación con sus actuaciones. Por otro lado, el patrimonio y los ingresos del MEDE están exentos de cualquier fiscalidad, mientras que los salarios y los emolumentos de sus miembros quedan exentos de todo impuesto nacional sobre la renta.
Esta inviolabilidad de sus activos y archivos, y la inmunidad de sus altos cargos, que no podrán ser juzgados ni investigados por sus actividades profesionales, nos sitúa ante una suerte de Estado virtual que goza de un status superior al del resto de estados miembros. Una especie de golpe de estado financiero, uno más, bajo la ya eterna excusa de la crisis y sus rescates.