Parece que vamos a tener que esperar unas semanas más (como poco), para conocer si finalmente el grupo Aena saldrá a bolsa este año. El gobierno no tiene muy claro esta OPV, que supondrá la venta del 60% de las acciones a inversores particulares. Los posibles enfrentamientos con las comunidades autónomas que tengan en su territorio algún aeropuerto es quizás una de las causas por las que se han echado atrás en esta decisión. La posibilidad de cerrar los aeropuertos que presenten pérdidas es una beneficiosos para inversores y perjudicial para las autonomías.
En Galicia por ejemplo, existen 3 aeropuertos deficitarios por lo que ante una posible privatización, lo más lógico sería que se paralizaran sus servicios. Pero esto puede ocasionar cambios en las decisiones electorales, algo que no beneficia al gobierno. Pero lo cierto es que, cuando Aena decidió para los aeropuertos deficitarios la media jornada, los de Galicia no estaban incluidos.
Las medidas de austeridad que ha puesto en marcha Aena durante los últimos años, han supuesto un ahorro de 116 millones de euros en dos años, y se estima que al final de este ejercicio el Ebitda será de 1.500 millones de euros. A pesar de estas medidas tienen que hacer algunos ajustes como refinanciar una deuda de 12.00 euros que la componen principalmente los aeropuertos de Barajas y el Prat, pero debido a la actividad tan elevada, es fácil amortizarlos.
Actualmente la valoración de Aena es de 16.000 millones de euros. Si restamos los 12.000 euros de deuda, se generarían en total unas plusvalías de 4.000 millones de euros. Con estos beneficios y estos datos los futuros inversores no entienden porque uno de los obstáculos para esta OPV sea precisamente este. Ello aumentaría notablemente la valoración del gestor aeroportuario y encarecería la operación (algo que podría frenar el interés por invertir). Además, tras el lanzamiento de la OPV, los nuevos títulos de Aena podrían no tener tanta importacia como muchos esperan.