Tras la obtenidos los resultados de las Elecciones en España 20N, se da una situación paradójica: un nuevo liderazgo, los mismos problemas. España no está en peligro inmediato de quiebra. Pero a medida que su economía se contrae y sus bancos comienzan a desmoronarse, se parecerá más a su vecino del sur de Europa, Grecia.
Los españoles votaron en un nuevo gobierno conservador ayer con la esperanza de que un cambio en la parte superior ayude a salvar al país de sus problemas económicos. Pero no está claro si los nuevos líderes pueden hacer algo para salvar a una nación que se está ahogando en su deuda.
Aunque el gobierno ha sido fiscalmente prudente en los últimos años, las familias y empresas españolas se han apalancado hasta con tomas de capital privado. Con las perspectivas de crecimiento limitado y una alta tasa de paro, las deudas pronto podrían convertirse en problemas, lo que arrastraría el problema aFrankfurt, ya que se derramará en toda la zona euro.
El gobierno socialista de España, dirigido por José Luis Rodríguez Zapatero, ha gobernado el país desde el año 2004, durante lo que se puede considerar como uno de los mayores auges económicos en el país desde la España imperial descubrió el Nuevo Mundo. Pero a diferencia del auge del siglo 16, que fue impulsado por el oro, éste se vio impulsado por la deuda. El auge, que se prolongó durante la mayor parte de la última década, explotó en 2008 con la crisis de los créditos. La economía de España ahora tiene que averiguar cómo va a crecer con el capital que se ha ido.
El conservador Partido Popular (PP), partido dirigido por largo tiempo por Mariano Rajoy, ha estado mordiéndose las uñas para volver al poder durante años. El partido obtuvo una resonante victoria el domingo, alegando la mayoría absoluta en la cámara baja del parlamento. Que le da no sólo la primera posición de la catedral, sino también un fuerte mandato para aprobar cualquier legislación que básicamente se quiera.
Para permanecer en el poder, el PP tendrá que emprender algunas iniciativas audaces para ayudar a tirar de la economía quebrada de España fuera de la cuneta. En octubre, el partido dio a conocer un documento donde plantea algunas de sus metas. Entre ellas, las conservadoras de siempre como la reducción de impuestos y poner fin a un gobierno grande. Se cree que el PP va a seguir las medidas de austeridad iniciadas por los socialistas, pero además también se trasladará a reducir los impuestos a las pequeñas empresas. No va a subir los impuestos a los ricos, como los socialistas habían propuesto.
Otro punto importante será hacer que la gente vuelva a trabajar tan pronto como sea posible, si el PP y España pretenden sobrevivir. Una de las principales propuestas del PP es la de modificar radicalmente las leyes de trabajo, por lo cual será más fácil contratar y despedir a la gente. Sí, vuelve a sonar la flexibilidad laboral. Recordamos que la tasa de paro del país ha seguido creciendo durante la crisis a pesar de todos los paquetes masivos de estímulo del gobierno y los rescates bancarios. El desempleo inclinó la balanza en octubre en 21,2%, la más alta de Europa. Su tasa de desempleo de los jóvenes, por su parte, alcanzó un alucinantemente alto 46,2%.
Otro de los puntos claves, que llevó al boom especulativo fue el despilfarro los bancos españoles. El gobierno ha apoyado un sistema chirriante a través de varias rondas de rescates, los cuales han ascendido a 105 mil millones de euros hasta ahora, equivalente al 10% del PIB de la nación. Pero incluso con todo, los bancos españoles tienen todavía tendencia a fallar.
La única cosa que España tiene a su favor es que su deuda pública como porcentaje del PIB es relativamente «baja» situada en el 70% del PIB. Eso se compara con la media de la eurozona que es del 91% y es la mitad que el de Grecia en el 140% y mucho más fuerte que la de Italia en el 120%. Pero es el ratio de deuda privada de 240% del PIB es la que ha preocupado a los inversores. Como los bancos no podrán pagar, la deuda se pasa al gobierno.
El soberano español está enfermo, pero a diferencia de la vecina Grecia, no está en peligro inmediato de la quiebra. Pero a medida que los bancos comiencen a volar y su economía siga contrayéndose, España se parecerá más a su vecino del sur de Europa. Rajoy tiene ahora la obligación de recrear una economía que en realidad nunca existió. Por mi parte, lo veo muy mal, dado que con ajustes, no se mejora un sistema que no da empleo…