Para un bolsista, o para un inversor, el hecho de tener olfato marca la diferencia. Así se llama a la capacidad que tienen algunos de hacerse una visión de conjunto y actuar de acuerdo con ella. Los movimientos del mercado son muy complejos y, en primer término, conviene tener en mente que la maraña de datos, opiniones contradictorias y movimientos del mercado suele llevar a una especie de estado de embriaguez. Lo que está claro es que si el mercado cotiza, por ejemplo a 20, es porque la mitad piensan que está caro y la otra mitad barato, el resto son cuentos. Si hubiera un ligero desequilibrio los precios se moverían y, precisamente eso es lo que pasa. Son esos pequeños desequilibrios los que generan movimientos. La diferencia entre el que tiene criterio y el que no lo tiene es que el que lo tiene es capaz de tener una idea general y marcar un objetivo sin que el torbellino de noticias y opiniones vaya a alterarlo en gran medida. El que no tiene criterio va navegando con vientos racheados cada día en una dirección.
Tener criterio no significa acertar. El que tiene olfato normalmente tiene criterio y acierta. Ahora hagamos un ejercicio de análisis de la situación actual. Lo que se escribe aquí no tiene que ser correcto, ni cumplirse, pero es lo que piensa el autor, con lo que el lector puede pensar que está en una de las dos mitades que se han comentado antes.
En primer lugar la bolsa y la economía real no son lo mismo. El mercado puede subir como la espuma o desplomarse, mientras que la economía real hace otras cosas, hay relación indudablemente pero no tan rígida como algunos piensan. En cualquier caso la relación del mercado con la economía consiste, en una medida considerable, con los tipos de interés. Los costes de financiación importan, pero lo que realmente pesa es el trasvase de dinero de renta fija a variable. Si dan poco en renta fija la gente toma riesgo, si dan mucho en renta fija la gente no quiere riesgo. A poco que se hagan números la bolsa no está en una situación de fin de ciclo, tiene margen de subida. El problema está en las incertidumbres que hay del lado de la economía, cosa que no debería ser un fuerte lastre. En los últimos años se ha visto como las autoridades monetarias han bajado los tipos de interés, sin que les tiemble mucho el pulso, cuando ha hecho falta animar a la economía real. A medio y largo plazo no parece que una bajada de tipos vaya a lanzar a la gente a buscar negocio comprando inmuebles, eso se acabó. La única alternativa es la renta variable. La gran movida de la crisis subprime no parece que sea paralela a un aumento de la morosidad y tarde o temprano se calmará el mercado de renta fija. Por otra parte, en un mercado alcista de fondo suelen producirse sustos. Pues bien, el susto de las subprime ha sido mínimo en comparación con otros. Los que hemos pasado por otros muchos sustos sabemos que el mercado primero cae a plomo y después vienen las razones, los comentarios y los análisis. Lo de las subprime ya ha tenido su efecto en los mercados, si viene un desplome será por otra cosa. Por otra parte si el dinero no ha huido por algo será también.
Otra cuestión es la fulgurante subida de los beneficios empresariales. Una subida sin precedentes y muy poco comentada. Hay quien apuesta por calma a medio plazo en las subidas de beneficios pero aún así no están mal las cosas. Si los tipos se quedan como están o bajan y si los beneficios se mantienen podemos tener todavía recorrido, pero puede haber sustos, aunque no por lo de la crisis subprime, por otras razones. Quien compara la crisis de Japón con lo que está pasando ahora creo que no tiene una visión general. Japón dobló la rodilla al dispararse el yen, un efecto colateral del fin de la era Reagan y sus tipos altos. Japón ha sido una economía muy dependiente de las exportaciones y el ajuste de los últimos años ha consistido en adaptarse a una situación nueva, de hecho el crecimiento se ha debido a la demanda interna y no a las exportaciones. En una crisis global no juegan los mismos factores que en la de Japón, muy global.
Por último está el problema energético. Que si petróleo a 200, que si China, que si los iraníes y Chavez. En el pasado las crisis de este tipo lo que han dado paso es a un ajuste bestial de las economías en términos de menos dependencia del petróleo, después ha venido un desplome. Ahora las cosas son algo diferentes porque los chinos quieren dejar la bici e ir en coche, lo normal. Todo el batiburrillo de información confusa, Kyoto y cambio climático incluido, parece que va en la dirección de una dependencia menor del crudo. Otra cosa, en los precios actuales comienza a funcionar el efecto sustitución con los biocombustibles y esto a corto plazo. A medio y largo plazo la subida del precio del petróleo puede traer un nuevo escenario, quizás nuevas nucleares o nuevas tecnologías. El problema de la subida del crudo es serio pero los efectos están siendo mucho más benignos que en el pasado.
En resumen. La economía probablemente mal, la bolsa … probablemente bien a medio y largo plazo. Las alarmas deben empezar a sonar cuando haya mucha OPV y mucha participación de público. Es cierto que ha habido unas cuantas OPV, pero también mucha operación corporativa. Las operaciones corporativas no se producen con la bolsa cara. La bolsa podría dar aún satisfacciones, lo que no quiere decir que pueda venir un latigazo a la baja que arruine a muchos que gustan de ir siempre muy apalancados, como ha pasado tantas veces.
Y todo esto es una idea general, no tiene porqué ser cierta, se ha intentado separar la grana de la paja. Lo que vaya a pasar mañana pocos lo saben.