Según datos oficiales, el paro en Japón ha aumentado el 5,2%. El desempleo ha alcanzado el 5,7%, llegando al peor nivel desde el fin de la II Guerra Mundial.
Asimismo, los precios del mes pasado habían caído un 1,7%, confirmando nuevamente la temible deflación. La erradicación de este fenómeno económico maligno es el objetivo principal del Gobierno y el Banco de Japón (BOJ).
Y lo han intentado, mediante inyecciones de liquidez y planes de estímulo mantuvieron en noviembre el aumento del consumo de las familias. La actual deflación profundizada por los recortes de precios de las empresas japonesas, es además aumentada por la reducción de salarios.
Otro problema grave que ataca al país nipón es la posible estanflación a consecuencia del paro y estancamiento de la economía. Por ello y por su parte, el Gobierno presentó un proyecto de presupuesto con el objetivo de revitalizar la economía a través de un aumento de las ayudas a familias y pymes, acompañada de impuestos.