¿Por qué una rehipoteca no siempre es una buena idea?

Las necesidades de financiación pueden llegar en cualquier momento, cuando menos esperar y cuándo menos oportuna resultan. Hay muchas fórmulas para tratar de responder a una necesidad de financiación, la rehipoteca es una de ellas, pero no siempre es la mejor.

HIPOTECAS

Hay que tener en cuenta, en primer lugar, que no todas las entidades financieras admiten este tipo de herramienta de financiación. De hecho, no es un modelo que les resulte especialmente atractivo. Sin embargo, en el mercado, existe una oferta relativamente amplia de reunificación de deuda a través de las rehipotecas.

¿Qué es una rehipoteca?

En esencia se trata de una operación simple, se cancela una hipoteca ya existente sobre una vivienda, y se abre otra hipoteca nueva, de mayor importe y generalmente de mayor duración.

A la hora de conceder una operación de estas características, es necesario demostrar la solvencia para poder afrontar la nueva hipoteca, y, también, es posible que se soliciten garantías adicionales.

Es también interesante valorar que, en el análisis de la operación, tendrá un valor fundamental la cantidad de hipoteca amortizada antes de su cancelación. Será mucho más sencillo obtener este tipo de financiación con una hipoteca a la que le resta poco tiempo de amortización.

¿Para qué se usa la rehipoteca?

Hay dos motivos clave por los que se utiliza esta fórmula de financiación:

  1. Para reunificar deuda: a través de una nueva hipoteca se pueden aunar los diferentes préstamos y deuda financiera en un solo préstamo. Esto lo que consigue es abaratar el coste mensual de todos los préstamos por separado
  2. Para conseguir una financiación a largo plazo: los préstamos personales generalmente limitan los tiempos máximos de concesión. En este caso, es posible ampliar la financiación tanto como se amplía el plazo de amortización de la hipoteca

¿Merece la pena una rehipoteca?

No siempre. En primer lugar, hay que tener en cuenta que este tipo de operación tiene un coste doble, por un lado, el coste de cancelación y por el otro lado el coste de nueva hipoteca.

En el caso de la cancelación, además de posible comisión dependiendo del momento de la hipoteca en que se realice, hay que sumar otros gastos como el registro por cancelación, etc. En el caso de la nueva hipoteca también habrá que sumar gastos como, por ejemplo, la comisión de apertura.

Por otro lado, ante este tipo de operaciones siempre hay que tener en cuenta otra cuestión importante, el resultado a largo plazo de la operación. Si bien es cierto que, en una reunificación de deuda, a corto plazo, puede abaratar las amortizaciones mensuales, a largo plazo el préstamo va a resultar más caro, realmente mucho más caro.

Esto es especialmente notable en el caso de haber utilizado esta fórmula para una financiación, por ejemplo, para comprar un vehículo. Con total seguridad, a largo plazo, el coste que supondrá esta financiación comparado con el coste de un préstamo personal será muy superior.