Desde hace años, uno de los objetivos de los principales organismos internacionales es llegar a la igualdad total entre hombres y mujeres. Esto no se refiere solo al salario, que también, sino a los puestos de trabajo. Son muchos los países que tienen una proporción muy baja de la mujer en organismos institucionales, y menos aún los que incluyen a mujeres ministras dentro de sus gobiernos.
Desde la OCDE, han elaborado un informe, en el que nos muestran la importancia de la presencia de la mujer en este ámbito, así como la evolución que ha tenido durante estos últimos años, y que podemos ver con claridad en los diagramas de barras que aporta el estudio.
En muchos países de la OCDE, aumenta el número de mujeres en el parlamento y el número de mujeres nombradas como ministras. Un mayor equilibrio de género entre los políticos puede mejorar la calidad y capacidad de respuesta de las políticas públicas al centrar la atención en temas como la igualdad de retribución, conciliación de la vida laboral y la violencia de género.
Sin embargo, las mujeres todavía se enfrentan a un techo que bloquea su plena participación en la vida política, dentro del poder legislativo, ejecutivo y político, y siguen siendo en general poco representadas en la política. En promedio, en 2015, el 27,9% de los escaños en los parlamentos fueron ocupados por mujeres, que van desde más de 40% en Suecia, Finlandia, Islandia y España a menos del 10% en Japón (3.5). Entre 2002 y 2012, la representación de las mujeres en el parlamento ha aumentado de forma moderada un 7%, y aún así sólo 16 países de la OCDE alcanzar o superan el umbral crítico del 30% en 2015.
Algunas de las barreras a la mayor participación de las mujeres en los parlamentos incluyen, por ejemplo, un acceso desigual a la financiación, la falta de conciliación de la vida laboral y privada, falta de compromiso con el equilibrio de género dentro de los partidos y los estereotipos de género.
Muchos países de la OCDE han introducido cuotas de género como una media para aumentar la representación política de las mujeres y eliminar los desequilibrios históricos. En todos los países de la OCDE, las cuotas se aplican principalmente durante el proceso de nominación (por ejemplo, normas para la colocación de mujeres en las listas del partido o ser nominado en un distrito electoral). Estas se puede legislar con las cuotas de género, establecido por la constitución o las leyes electorales donde se reservan un número de lugares en las listas electorales para los candidatas femeninos, o con cuotas voluntarias, objetivos fijados por los partidos políticos que incluyen un determinado porcentaje de las mujeres como candidatas a las elecciones.
La representación de las mujeres en cargos ministeriales a nivel central de gobierno es también limitada, con cerca de un 29,3% de mujeres ministras en promedio de los países de la OCDE nombrados en 2015. Existe una variación significativa , por ejemplo con paridad de género en Finlandia, Francia y Suecia, llegando solo a una de cada diez ministras en Hungría, Corea, la República Eslovaca y Turquía.
La representación equitativa de las mujeres en el sector público ción empleo ayuda a lograr la equidad, la transparencia y representatividad. También mejora la calidad de la prestación de servicios a través de una mejor comprensión de la ciudadanía. En los países de la OCDE para los que hay datos disponibles, las mujeres representaron un 58% de la plantilla total del sector público en 2013 al pasar de más de 70% en Suecia y llegando al 42% en Japón.