Con el comienzo del segundo semestre del año, y la entrada del nuevo curso que ya se acerca en unos días, para muchos inversores llega el momento de reactivar su cartera de inversión. Puede ser un buen momento para plantearse, si no se hace ya, la inversión en renovables.
En lo que llevamos de 2021, y a pesar de un cierto retroceso de las eólicas, las energías renovables están teniendo un comportamiento muy interesante. Esto hace que, muchos inversores medios que apenas las tenían en cuenta, se estén planteando que, tal vez, sea un recurso a valorar en las carteras diversificadas. Y lo cierto es que si lo es.
Por qué invertir en renovables
Podríamos centrarnos en múltiples parámetros a la hora de valorar porque es interesante invertir en renovables. Pero lo haremos en dos concretos que, además, son fácilmente contrastables.
El primero de ellos es la tasa de crecimiento de las renovables en la última década. Si tomamos, por ejemplo, el crecimiento de la presencia de la energía solar y la energía eólica respecto a otros modelos, vemos que estas crecen entre un 400% y un 500% más rápido tanto en implantación como en importancia dentro de la red de distribución. Es decir, estamos ante un segmento que tiene un crecimiento exponencial en las dos últimas décadas.
El segundo de ellos, y complementario, es que ese crecimiento no apunta a ralentizarse, al contrario, apunta a aumentar. Todas las agendas energéticas, tomando como base los diferentes acuerdos globales, apuntan cada vez más al uso de renovables, la ralentización de los combustibles fósiles, y elementos como la sostenibilidad y medio ambiente en el eje de la producción energética. Por tanto, es un segmento que, para la inversión a largo plazo, mantiene un potencial de crecimiento muy superior a otros.
¿Quién puede invertir en renovables y cómo hacerlo?
Lo cierto es que la democratización de los modelos de inversión acerca las posibilidades a cualquier perfil de persona que desee invertir. Es posible participar en inversiones en renovables desde muy poco dinero.
Las herramientas más interesantes, para quien no tiene una gran experiencia inversora podrían ser:
- Las emisiones de bonos verdes: que pueden ser públicas o privadas, de renta fija y orientadas a financiar proyectos relacionados con energías sostenibles. En estas emisiones se garantiza la rentabilidad pactada de antemano.
- Los fondos indexados: se trata de fondos de gestión pasiva, con menos costes que los fondos de gestión activa y que se orientan a la inversión directamente relacionada con las renovables. Por ejemplo, a través de empresas con una huella de carbono de menor impacto que la media y con las emisiones ajustadas a la agenda París 2050.
- Fondos de inversión: los fondos de gestión activa cuenta en su catálogo, cada vez en mayor medida con fondos bajo criterios ISR que, en muchos casos, tiene que ver con la sostenibilidad y la inversión en activos del segmento de las renovables.
Se trata como vemos de modelos de inversión asequibles, que pueden ser participados desde poco dinero y que ayudarían a la diversificación de la cartera participando en un segmento tan interesante como de las renovables.