La necesidad de vehículos para las empresas es realmente habitual. Sin embargo, a la hora de plantearse cuál es el mejor modelo a través del cual hacerse con esos vehículos pueden llegar las dudas. ¿Renting, leasing o compra? Son tres opciones diferentes y que tienen consigo características e impactos distintos en la empresa.
Para valorar mejor, es interesante conocer un poco más a fondo las diferentes opciones de financiación para coches.
Renting
En el renting lo que vamos a establecer es un contrato de alquiler en el que se acordara una cuota que se va a mantener constante durante el periodo de tiempo que dure el contrato. Por tanto, esta cuota no va a sufrir variaciones en ningún caso, y siempre será la misma.
En el renting el propietario del vehículo será siempre quien lo alquila, el arrendador. Generalmente, estos contratos tienen algunas características propias que, en cualquier caso, pueden depender de la propuesta.
El renting va a incluir las revisiones del vehículo, también todos aquellos elementos o imprevistos como cambios de neumáticos, vehículo de sustitución en caso de necesidad, reparación de averías, el seguro a todo riesgo… En definitiva todas estas cuestiones que a un propietario de vehículo le suponen un gasto quedan cubiertas por el arrendador, excepto obviamente el gasto de combustible.
Hay que señalar no obstante que, dependiendo del tipo de operación, el límite de kilometraje anual puede ser uno u otro. Esto es importante sobre todo para quien va a realizar muchos kilómetros con el vehículo.
Las ventajas por tanto quedan expuestas: con un coste mensual razonable se tiene acceso a un vehículo que, siempre va a reunir las mejores condiciones de circulación, y que no supone más coste añadido para el conductor que el gasto de combustible.
Leasing
Aunque más adelante dedicaremos un párrafo o dos a las diferencias entre ambos conceptos, es cierto que suele extenderse a confundir el Leasing con el Renting con el Leasing, y, sin embargo, son dos modelos diferentes.
Es cierto que el Leasing es también un contrato de alquiler, con opción a compra. En este caso el arrendador lo que ofrece es el uso del vehículo durante un periodo de tiempo abonando unas cuotas constantes, como ocurría con el anterior modelo. Cuando concluye el periodo de tiempo pactado, la persona que alquila el vehículo puede comprarlo según lo que se haya acordado previamente en el contrato firmado.
En el Leasing habitualmente, vamos a ceñirnos a un periodo de tiempo concreto ya preestablecido, y también se va a pedir una cuota de entrada (superior a las cuotas periódicas) y otra de salida para adquirir el vehículo. Otra diferencia sustancial, es que en este caso, la empresa que recibe el vehículo, debe asumir los gastos derivados como impuestos, seguros, accidentes, etc. Por otro lado, hay que recordar que el acuerdo no es revocable durante un periodo de tiempo mínimo, generalmente de dos años. Esto es importante ya que cuando se firma el acuerdo el periodo debe cumplirse o atenerse a las compensaciones que el contrato proponga.
Diferencias entre renting y leasing
Las diferencias fundamentales de las hemos visto realmente en la definición de ambos conceptos, pero merece la pena repasarlas.
En el renting no establecemos la posibilidad de compra al final del acuerdo, aunque, es cierto que en algunos casos esta cláusula puede añadirse. Por tanto, se trata de un modelo que se dirige más a asumir un coste mensual por el mero hecho de tener un vehículo sin otras carreras que no sea el consumo de combustible. Es decir, destinar un gasto constante a un vehículo que no será propiedad.
En el otro modelo, el leasing si se orienta, precisamente, a que el vehículo al final sea propiedad de la empresa que lo ha solicitado. Esta diferencia es fundamental para entender la utilidad de una y otra opción.
Desde un punto de vista práctico en el renting se cubren conceptos como seguros, revisiones, impuestos, etc. En el leasing estos gastos corren a cuenta del arrendatario. En definitiva son modelos diferentes que, en un caso, se orientan más a solucionar la necesidad de vehículo con la despreocupación de los costes añadidos, y en el otro a un modelo de financiación cómodo para adquirir un vehículo.
Es interesante tener en cuenta que en ambos casos el alquiler se puede utilizar para deducir en la renta, con lo cual, en el caso de las empresas, puede ser un beneficio fiscal a valorar. Y de hecho, es un modelo que mejora en este sentido, en el caso del Leasing otras opciones de financiación a la hora de comprar el vehículo.
Comprar el vehículo
Hemos dejado para el final la opción de comprar directamente el vehículo ya que es la opción más conocida. En este caso, la empresa debería asumir el coste del vehículo en su totalidad, así como todos los gastos derivados posteriormente.
Por otro lado, la propiedad siempre será de la empresa, esto significa que asume todos los derechos y obligaciones derivados de dicha propiedad. Desde los gastos hasta las averías, etc. La disponibilidad del vehículo en propiedad lo es desde el mismo momento en que se adquiere, y por tanto, es posible su venta, aunque la depreciación del valor de los vehículos es elevada por cada año que pasa. Y que tampoco vamos a tener, salvo excepciones o campañas puntuales, ningún beneficio fiscal en este tipo de operaciones. Aunque, si podemos beneficiarnos de algunos planes concretos de renovación del parque de vehículos.
Conclusiones
Lo cierto es que las opciones son ajustadas a diferentes necesidades. Por tanto, realmente, de lo que se trata es que la empresa que necesita el vehículo sea capaz de definir en qué condiciones lo necesita y que modelo se adapta mejor. Aunque obviamente, modelos como el Renting y el Leasing son realmente alternativas muy interesantes para las empresas.