Mucho se habla de cuan polémicas e injustas son las notas de las calificadoras de riesgo tanto si es una triple A como si es una nota de default. Claro que puede ser injusta pero a que uno llegue a preguntarse si ¿se compran las calificaciones de las agencias calificadoras? Puede resultar precipitado, aunque para Ray McDanield, jefe supremo de Moody’s, adhiere a la teoría que existe la compra de calificaciones.
Lo mismo de parte del director de Derivados de la agencia Moody’s, Yuri Yoshizawa. Por lo que si ya existe desconfianza con estos dichos y viniendo de quién bien se puede pensar que el sistema en sí es corrupto y cuan ciertas pueden ser las notas de los países como el rating de Grecia, el de Italia por ejemplo.
Otros creen lo mismo por lo que sus pensamientos no son nada positivo hacia ellas, las agencias de calificación crediticia en muchas ocasiones se ven presionadas por los bancos de inversión y algunos sospechan que que mantienen acuerdos para realizar algunos sistemas de calificación, lo que deja ver que el proceso de poner notas es tan claro como un eclipse.
Después de escuchar esto, la Subcomisión se propuso elaborar un informe al respecto. Una de las conclusiones que algunas notas de solvencia de determinados productos estaban altas aún estando cercana al bono basura o hedge funds y las agencias de calificación estaban “asociadas” con los banqueros de inversión para manipularlas. La táctica era presionar a los banqueros eran desde los dirigentes de los bancos para poder conseguir un determinada nota.
Otra muestra de las manipulaciones, la aporta uno de los directivo de Moody’s que confirma que la banca de inversión es la que elige la agencia de calificación dependiendo de conseguir las más altas calificaciones para sus productos de derivados algo que como señalan sucedía cuando lo de Lehman Brothers cque mostraba un pasivo por más de 600.000 millones de dólares, y como ejemplifica una exposición más alta de la de Alemania para con los países PIGS.
Por lo que queda muy empantanado los criterios con que se manejan, y que si se pudieran de acuerdo los países que reciben sus notas o hasta las empresas deberían voicotear las calificaciones.
Sin dudarlo crearon un mercado paralelo de moral y de notas, ya que las agencias calificadoras con desespero y sin disimulo tenían una especie de guerra oculta a los mercados de ver quién era la que más notas ponían y más rentabilidades captaban.
Un ejemplo demuestra es que entre 2004 y 2007, tanto Moody’s como Standard&Poor’s (S&P) llegaron a tener un verdadero récord de calificaciones con algunas notas en el sector inmobiliario que pudieron contribuir al estallido de la burbuja en EE.UU que entre los males de su deuda todavía muchos sufren y pagan las consecuencias de esa burbuja.
Logrando beneficios como los de Moody’s, que en un verdadero enrequecimiento récord de los 61 millones de dólares obtenidos en 2002 en 2006 logróa tener ganancias por 260 millones de dólares.
Imagen: impactocna