La crisis en Europa planea llevarse consigo a los bancos. Y no está nada mal, algún culpable tenía que caer en la volteada. Ahora, mientras todos nuestros simpáticos líderes se reúnen en una cumbre de emergencia para salvar el euro (en una de tantas ya podemos decir), los bancos del continente están en planes de deshacerse de billones de euros en activos, en un intento por reducir su tamaño.
Ya anunciaba Rajoy en España, donde mencionó que de seguro iba a haber fusiones bancarias, y así, volveremos a disfrutar de las improcedentes pero beneficiosas (para el mismo sector de siempre) danza de las fusiones. Sin embargo, aunque parece que los bancos estén desesperados por vender con el fin de fortalecer sus balances y cumplir con las nuevas restricciones de capital, vemos que no van a dar el brazo a torcer frente a una severa pérdida en sus activos productivos frustrando a los compradores que buscan un acuerdo fácil.
Por otra parte, en contra de lo esperado, los banqueros sí están dispuestos a mantener el control de sus activos tóxicos: fondos de cobertura y otras firmas de inversión en Estados Unidos; dado que allí hay aún posibilidad de ganar algunos buenos rendimientos comprando a precios rebajados.
Se sabe que en Bruselas se discute cómo estabilizar su dañado sector bancario y su mercado de deuda dañado. Por su parte, el motor de Europa, Alemania, accedió a retirar una disposición que habría forzado a los inversores a aceptar grandes recortes en sus tenencias de deuda soberana si el país que ha emitido la deuda es rescatado por la zona euro.
Lo que sería un regalo para el sector bancario europeo, con algunos más tenedores de deuda soberana. Ahora solamente se les pedirá a los bancos que reduzcan sus existencias a niveles previamente acordados con el Fondo Monetario Internacional en sus operaciones de rescate a Grecia, Portugal e Irlanda. Esto ha permitido a los europeos acelerar el calendario para poner en marcha su fondo de rescate del euro de 500,000 millones de euros, con el que esperan llevar estabilidad a los mercados de deuda. Pero aunque los bancos han logrado una victoria aquí, todavía tienen un largo camino por recorrer si quieren su fortuna de regreso.
El punto radica en que, el sistema bancario posee activos por un valor de alrededor de 30 billones de euros. Eso es aproximadamente una cantidad dos veces y media mayor que todo el sistema bancario de Estados Unidos. La existencia de esta brecha tan grande sólo puede ser posible si la economía de la zona euro fuera mucho mayor que la de Estados Unidos, pero no lo es. El PIB de la eurozona es menor, y se ubica en torno a los 9.5 billones de euros, cuando el PIB de Estados Unidos es de aproximadamente 11 billones de euros.
Las estimaciones por parte del EBA es lograr recaudar 114,700 millones de euros para cumplir rápidamente con las nuevas y estrictas reglas de capital: 8,000 millones de euros más de lo que había estimado en octubre.
¡Quiero comprar un banco! ¿Quién está comprando?
Ya hemos visto que los bancos no han perdido tiempo para reducir su tamaño. No obstante, una venta de 5 billones de euros en activos va a tomar tiempo y necesitará compradores; entre algunos se encuentran otros bancos globales y empresas de inversión, como fondos de cobertura. Asimismo, ya vimos como el BCE ha absorbido con eficacia el riesgo de liquidez de los bancos, lo que hace que no se caiga el mundo mañana. Pero esto no lo exime de derrumbarse, en un futuro próximo dada la tensión en la zona del euro, los activos más demandados son los activos extranjeros de los bancos. La mayoría de estos activos parecen provenir de grandes bancos.
Si queremos comprar parte de un banco, sepamos que los bancos europeos que buscan deshacerse de grandes paquetes de préstamos de miles de millones de euros, que han sido tapados con una mezcolanza de activos titularizados poco confiables: títulos hipotecarios comerciales y residenciales.
Los bancos pueden seguir tomándose su tiempo, siempre y cuando el BCE los respalde. Pero si no logran un acuerdo con soluciones más que propuestas y palabrerío la avalancha de impagos podría provenir de un euro roto.