En la era del calentamiento global, la energía renovable y el biocomsutible, megaemprendimientos se están llevando a cabo y poco sabemos de ellos. Es el caso de Shell y su invesión de U$S 20.000 Millones en Pearl, una planta que convertirá gas natural en diésel inodoro.
La noticia llega de Qatar, allí Royal Dutch Shell PLC está dando los últimos toques a una planta que representa una de las apuestas más osadas a los combustibles limpios en la historia de la industria energética.
Pearl GTL ( donde GTL significa gas to liquid, o «de gas a líquido») es el proyecto insignia de Shell y ejemplifica la capacidad de la petrolera de gestionar proyectos tecnológicamente complicados de gran envergadura, además de su poder para comercializar combustibles avanzados. Esta tecnología GTL ha sido desarrollada por Shell y usa reacciones químicas para cambiar físicamente la composición de las moléculas de gas, creando un combustible inodoro e incoloro similar al diésel, pero sin partículas de hollín contaminantes.
Tal como lo destacan desde la misma Shell, este proyecto no podrá repetirse en ningún otro país, dada su extensión, que abarca 2,25 kilómetros cuadrados y aseguran también que será rentable para Shell.
El exceso de la oferta mundial de gas natural ha provocado una caída en su precio, y la capacidad de convertir gas en productos petroleros en momentos en que el barril del crudo sobrepasa los US$80 podría aportar grandes ganancias a Shell y Qatar cuando la planta entre en funcionamiento el próximo año.
Hasta ahora, nadie ha construido una planta de GTL a una escala tan grande. La tecnología es cara y requiere enormes cantidades de energía para lograr la conversión. Otras petroleras como Exxon Mobil Corp. han abandonado sus planes para grandes plantas de GTL.
La producción de crudo y gas de Shell ha caído por siete años consecutivos. Pearl y su proyecto hermano de GNL, Qatargas IV, producirán 350.000 barriles de equivalente de petróleo al día, cerca de 10% de la actual producción de Shell, y aumentará el flujo de caja de la compañía en unos US$4.000 millones anuales.
GTL se basa en un proceso desarrollado en los años 20 en Alemania, usado para convertir carbón en el muy necesitado petróleo durante la Segunda Guerra Mundial.
Bajo el proceso desarrollado por Shell, el gas natural se purifica, se mezcla con oxígeno y se introduce en reactores que contienen un catalizador de cobalto. El gas se convierte en hidrocarburos cerosos que se pueden refinar en productos como nafta, querosene y gasoil. Shell añadió diésel común con GTL para crear una mezcla de alto rendimiento.