Ya era hora que una de las agencias calificadoras se viera castigada, precisamente no son santas de devoción, pero así como son cuestionadas se las acepta y deben sufrir por sus calificaciones, y en este caso se ha producido un fallo judicial sobre Standard & Poor’s una de las principales agencias de rating. La Corte Federal de Justicia (FCJ) de Australia fue la encargada de condenar a la agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s (S&P). No solo fue la agencia también cayeron en la condena dos entidades de inversión de capital, la que en conjunto deben abonarle a 13 ayuntamientos compensándolos por haberles recomendado en su momento en 2008 un producto financiero altamente calificado lo que no era tal y soportaron unas perdidas millonarias. Lo que fue entendido por la Corte que Standard & Poor’s engañó a inversores de estos productos al calificar a estos productos al sobrecalificar con una máxima nota crediticia, de (triple A).
El mismo se trataba de un producto derivado y lo peor es que su cotización como en otros casos sufrió una dura caída ya que se iniciaba la crisis. Ante este accinar el tribunal de Sydney falló a favor de los ayuntamientos que debieron soportar péridas por 16 millones de dólares australianos lo que se traduce en unos 13 millones de euros.
Por supuesto que la sentencia, será recurrida por S&P, algunos esperan que tenga éxito ya que hasta existe el caso de los tribunales holandeses que estudian una demanda por 2.000 millones de euros por paquetes de deuda estructurada emitidos por ABN y apoyados por las notas triple A también de S&P.
La novedad no es solo la sentencia sobre Standard & Poors, sino lo que puede venir que es una avalancha de reclamaciones sobre las agencias de rating y razones hay. Sobre todo es un precedente que la agencia de calificación de riesgos, Standard & Poors, que se trata de una de las tres principales ejercen el control del 98% del mercado.
Durante 2006, Standard & Poors, puso la nota crediticia más alta sobre dos emisiones de deuda estructurada, de los «Fondos Rembrandt», del banco holandés ABN Amro, y que no se libró de la demanda de parte de estos 12 ayuntamientos por daños ya que perdieron gran parte de su inversión en los Fondos Rembrandt, lo que representan 13 millones de euros si se lo traslada a la moneda única europea.
Tampoco es novedad la toxicidad de los productos estructurados, que en este caso venían atadaso a un paquete de derivados como los CDS, estos son los seguros que cubren un impago en cuyo caso cubriendo las inversiones de terceros.
Es engañoso cuando a estos productos se los califica con una tripe A, por que como en esta caso suele scueder que no es así y si no que lo diga Lehman Brothers y su quiebra en 2008 habiendo dejado un agujero de 3 billones de dólares que todavía se siente.
Es una forma de hacer justicia ya que las agencias de calificación son el malo de la película y son acusadas por sus prácticas, así como los bancos con las preferentes dejan el mismo rastro de pérdidas.
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