Pocos expertos internacionales descartan que la economía estadounidense entre en recesión en algún momento de este año, si es que no lo está ya. De hecho, hasta el propio Ben Bernanke, presidente de la Fed, ha apuntado esta posibilidad, al igual que el secretario del Tesoro. Empresas, inversores y consumidores particulares se preparan para un periodo de penuria económica, pero no todo tiene por qué ser tan negativo. Y es que la recesión también puede tener un lado positivo.
En primer lugar, la recesión sirve para corregir desequilibrios económicos que asolan Estados Unidos. Hay que tener en cuenta que los sistemas económicos no están diseñados para crecer indefinidamente sin ningún tipo de corrección. Durante los últimos años se han producido algunos excesos, comenta Amanda Kish, de Motley Fool Champion Funds, que ahora deben corregirse para regresar a una situación más realista.
Un buen ejemplo de estos excesos se vivió en la década de los 90 que terminó derivando en el estallido de la burbuja tecnológica. Los abusos en los últimos años se han producido en el mercado hipotecario e inmobiliario. La recesión que se acerca servirá para eliminar esta nueva burbuja y dar lugar a una economía más fuerte y saludable.
Además, en segundo lugar hay que tener en cuenta que las caídas en Bolsa que acompañan la recesión pueden traer nuevas oportunidades de inversión. Las caídas generadas en el parquet bursátil permite adquirir acciones a un precio mucho más bajo. Se trata de una gran ocasión para los inversores a largo plazo. Sólo hace falta encontrar las empresas y sectores adecuados, como por ejemplo puede ser el tecnológico.
Pero lo más importante es que la recesión no durará para siempre. En un momento dado, que la Fed sitúa en algún momento en la segunda mitad de 2009, la contracción económica será historia.